Hombre Habitado
Exploraciones sobre la masculinidad
El hombre, el proveedor, el protector, el fuerte, el temerario, el prototipo de una sociedad que lo recibió al nacer, busca hoy identificarse con su propia idea de masculinidad; el hombre que cuida, que ama, que respeta la vida; el hombre que llora, que siente; el hombre que piensa en sí mismo, que se reinterpreta.
Los referentes de la cultura patriarcal hegemónica han privilegiado la figura del hombre formado con las cualidades del guerrero, donde su virilidad y fuerza son atributos fundamentales para competir con otros hombres en la esfera social, cultural y política. Lo masculino, visto desde esta perspectiva, se convierte en una especie de caparazón donde la insensibilidad, la agresividad y la racionalidad ocultan cualquier tipo de debilidad; configurando una identidad masculina dominadora. En este escenario la figura del hombre es vinculada a la creación de diversas formas de violencia, no solo como principal perpetrador, sino también como víctima; al ser sometido y condicionado por el mismo modelo hegemónico.
“Hombre habitado” intenta deformar la idea de masculinidad como esquema rígido y predeterminado, explorando su carácter versátil y diverso. La figura de un hombre al que desde niño se le enseñó una manera de habitar el mundo y de relacionarse con él, mira hacia su interior para encontrarse a sí mismo y a las fuerzas que en él coexisten; su anhelo de ser sin juicios ni valoraciones, su deseo de encontrar otra manera de habitar su cuerpo, su propia masculinidad y la vida misma.